La excepción ibérica energética es el modelo a seguir en la UE. Al menos es lo que quiere importar España al resto de los miembros de la Unión. Los costes de la energía (gas y electricidad) han provocado una crisis en el Viejo Continente que han provocado una inflación que no para.
Los elevados precios que pagan los ciudadanos y los países han llevado a Bruselas a intervenir el precio de la electricidad, tal y como anunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este pasado 29 de agosto.
La solución propuesta por la política alemana comienza por una reunión extraordinaria que se celebrará el próximo 9 de septiembre. En dicha asamblea los miembros de la UE debatirán la mejor forma de evitar la escalada de precios de la energía provocadas por la guerra de Ucrania.
La excepción ibérica energética puede ser el modelo que siga toda la UE
En la junta extraordinaria que tendrá lugar dentro de menos de 10 días se discutirán las diferentes formas para cambiar el modelo energético en todo el continente. España quiere llevar la iniciativa y pretende proponer el sistema energético que se está aplicando en la Península Ibérica.
Este modelo se conoce como la excepción ibérica y permite a España y Portugal intervenir parcialmente en el precio de la luz. Esto es posible gracias a un acuerdo con la UE que proporcionó una ayuda de 8.400 millones de euros destinados para que los habitantes de la Península Ibérica paguen menos en el precio de la electricidad.
Este acuerdo se divide así: 2.100 millones para Portugal y 6.300 para España. Este modelo fija un precio máximo en el gas que está vinculado con las centrales eléctricas.
En realidad, la excepción ibérica se trata de una tarifa regulada que bloquea el precio del gas hasta los 48,8 euros el megavatio/hora, algo a lo que se oponía Europa que no quería regular el mercado energético. Hasta ahora.
Y es que España quiere que la UE use el mismo modelo energético que usamos con Portugal. Es decir, fijar en el mercado regulador en todos los países miembros para evitar una subida de precios en el mercado.
Fijar un precio tope al gas y a la electricidad es clave para evitar las especulaciones
«Los precios de la energía están batiendo récord tras récord. Las consecuencias para los hogares y las empresas no son sostenibles,» afirmaba Ursula von der Leyen, un día después de aprobar la intervención de la energía por parte de Europa.
Y es que en palabras de la presidenta de la Comisión Europea: «Tenemos que abordar esta cuestión, juntos y con urgencia.», y para ello está prevista la asamblea extraordinaria del próximo 9 de septiembre para abordar dichos problemas.
En esa reunión, Teresa Ribera, la ministra de Energía y Transición Ecológica, propondrá medidas similares a la que tiene la Península Ibérica en toda la UE.
La idea parte del beneficio de aplicar una regulación en el mercado mediante un precio máximo y aliviar los bolsillos de los ciudadanos y empresas que sufren la subida energética desde hace meses.
Así, nuestro país tomará la iniciativa y aconsejará un modelo a la UE con recomendaciones que incluyen bajar los costes de emisión de gases contaminantes como el CO2. El objetivo es claro, impedir que el sector financiero energético deje de especular e intentar reducir la inflación.